Los mercados financieros operan en ciclos, donde los traders intentan anticiparse a los movimientos futuros. Pero ¿qué pasa cuando la incertidumbre es tan alta que una proyección queda obsoleta apenas 73 minutos después de publicarse? La respuesta es sencilla: alta volatilidad.
La inestabilidad en la comunicación del gobierno de Trump llevó la imprevisibilidad a niveles extremos, desatando una ola de ventas masivas en activos a nivel global. Este movimiento provocó el mayor llamado de margen desde la pandemia de Covid-19, intensificando aún más la presión sobre los mercados — incluso sobre activos tradicionalmente considerados seguros, como el oro y los bonos del Tesoro estadounidense.
En medio de este entorno turbulento, ciertos activos comenzaron a destacar. Uno de ellos fue el índice VIX, conocido como el “índice del miedo”, que ofreció excelentes oportunidades para los traders más atentos al pulso del riesgo.
Este tema fue analizado en profundidad en la edición especial del Macro Journal sobre la “Recesión en EE.UU.”, publicada en agosto de 2024. A continuación, vale la pena recordar algunos puntos clave:
Los ciclos económicos representan las distintas etapas por las que atraviesa una economía a lo largo del tiempo: expansión, auge, recesión y depresión.
Expansión
La economía crece con un aumento del PIB, el empleo y el consumo. La inflación sube gradualmente, mientras las tasas de interés se mantienen bajas, incentivando la inversión.
Pico del ciclo
El crecimiento se desacelera, el desempleo alcanza niveles mínimos y la inflación se intensifica. El banco central reacciona subiendo las tasas de interés.
Recesión
Las tasas elevadas provocan una caída en la actividad económica. El desempleo comienza a subir, y el banco central inicia un ciclo de reducción de tasas para reactivar la economía.
Depresión
Es el punto más bajo del ciclo. El consumo y la inflación caen, el desempleo sigue siendo alto y el banco central adopta medidas de estímulo más agresivas para revertir la situación.
Incluso con una definición bien establecida de los ciclos económicos, es clave entender que los traders operan de manera anticipada. Por eso, los ciclos económicos no coinciden exactamente con los ciclos de los mercados financieros.
En el clásico “Memorias de un operador de bolsa”, publicado en 1923, el trader Jesse Livermore ya notaba esta falta de sincronía al afirmar:
“Un mercado puede —y a menudo lo hace— dejar de ser alcista mucho antes de que los precios empiecen a caer”.
En otras palabras, la mera falta de razones para seguir subiendo puede bastar para iniciar una corrección de precios.
Al segmentar las empresas que cotizan en bolsa por sectores económicos, es posible notar que ciertos sectores tienden a tener un mejor desempeño en fases específicas del ciclo. Este comportamiento por parte de los traders se conoce como rotación de activos.
Los traders institucionales y gestores experimentados suelen reajustar sus portafolios según las perspectivas macroeconómicas, migrando entre activos más defensivos o más arriesgados, dependiendo del momento del ciclo.
La siguiente ilustración ayuda a visualizar este concepto con mayor claridad:
Nota: La línea azul representa la anticipación del mercado respecto a la economía real. Para cada etapa del ciclo, existe un sector o clase de activo con mayor potencial de valorización, y saber identificar esos momentos puede ser una gran ventaja estratégica.
Un ejemplo real de rotación de activos se puede observar en la cartera de acciones de la holding Berkshire Hathaway, liderada por el mega inversionista Warren Buffett. La compañía vendió la mitad de sus acciones de Apple en agosto de 2024, elevando su nivel de caja al punto más alto de su historia.
Mientras reducía su exposición al sector tecnológico, Berkshire Hathaway aumentaba su participación en títulos de deuda del gobierno estadounidense. Según el informe financiero trimestral, la empresa poseía US$ 234.62 mil millones en Treasury Bills (T-Bills) al cierre de junio de 2024.
¿Qué son los Treasury Bills (T-Bills)?
Son títulos de deuda pública emitidos por el gobierno de Estados Unidos a corto plazo, con vencimientos de hasta un año. En contextos de recesión inminente o desaceleración económica, cuando se espera que la Reserva Federal (Fed) baje las tasas de interés rápidamente, el precio unitario (PU) de estos bonos tiende a subir. Eso se traduce en una mayor rentabilidad a corto plazo por efecto de la marcación a mercado, mientras que el rendimiento (yield) en el mercado secundario tiende a bajar.
En 2008, la crisis del mercado inmobiliario en EE.UU., impulsada por los préstamos de alto riesgo (subprime), desató una crisis financiera global. El resultado fue una caída superior al 30% en los principales índices bursátiles estadounidenses, marcando uno de los peores años en la historia reciente de los mercados.
En 2018, durante la administración de Donald Trump, los mercados enfrentaron una mayor volatilidad por la guerra comercial entre Estados Unidos y China y por el ciclo de aumento de tasas de interés liderado por la Fed. Aunque las pérdidas no fueron tan severas como en 2008, los índices terminaron el año en territorio negativo.
En 2022, con la inflación global en alza tras la pandemia y el inicio de la guerra en Ucrania, los principales bancos centrales adoptaron políticas monetarias agresivas, subiendo rápidamente las tasas de interés. Este endurecimiento monetario provocó otro año de caídas en los mercados bursátiles de EE.UU.
A continuación, se muestra el desempeño anual en porcentaje (%) de los principales índices bursátiles estadounidenses entre 2008 y 2024:
En 2020, a pesar del estallido de la pandemia de Covid-19 y de la ausencia de vacunas ampliamente disponibles, los principales índices bursátiles cerraron el año con fuertes ganancias. Este movimiento refuerza la idea de que los traders anticipan el futuro, y no reaccionan únicamente a las condiciones económicas actuales. El optimismo generado por los estímulos monetarios y fiscales, junto con las expectativas de recuperación económica, impulsó los precios mucho antes de que la situación real se normalizara.
Tip de trading: Puedes operar los principales índices bursátiles de Estados Unidos a través de ActivTrades utilizando los siguientes tickers: USA500 (S&P 500); USATEC (Nasdaq); USAIND (Dow Jones) e USARUS (Russell 2000).
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos desencadenaron tres movimientos distintos en los mercados financieros.
Primer movimiento: comenzó desde el ascenso de Trump en las encuestas hasta su toma de posesión. La expectativa por sus propuestas —de corte proteccionista, con tarifas a las importaciones y reducción de impuestos internos— generó un escenario potencialmente favorable para las empresas estadounidenses. Sin embargo, también despertó temores por posibles presiones inflacionarias y un desequilibrio fiscal. El mercado respondió anticipando una subida en los precios de las acciones, en las tasas de interés y en el valor del dólar frente a otras divisas.
Segundo movimiento: estuvo marcado por el aumento en el riesgo de una desaceleración económica —o incluso una recesión— producto de las medidas drásticas impulsadas por Trump. Este contexto llevó a los traders a buscar activos más seguros fuera de EE.UU., provocando ventas masivas de acciones, especialmente en el sector tecnológico, que hasta entonces lideraba las ganancias y podía convertirse en blanco directo de la guerra comercial por restricciones a las exportaciones.
En este ambiente de aversión al riesgo, el dólar se depreció frente a la mayoría de las divisas globales, destacando el euro, el yen, el franco suizo y la libra esterlina. El euro se vio particularmente beneficiado por nuevos paquetes de estímulo económico lanzados por Alemania y la Unión Europea, enfocados en infraestructura y seguridad.
La curva de rendimientos en Estados Unidos también mostró un comportamiento inusual:
Este movimiento se intensificó por el aumento de márgenes exigido por las corredoras y por especulaciones sobre una posible venta de bonos del Tesoro estadounidense por parte de China, uno de los mayores tenedores de esa deuda.
Tercer movimiento —aún en curso— se caracteriza por una volatilidad extrema, alimentada por la creciente incertidumbre política y económica. La postura impredecible de Trump, con constantes cambios en su discurso y decisiones en lapsos cortos de tiempo, aumentó la sensación de inestabilidad. Esto ha dificultado la lectura del mercado y ha generado movimientos erráticos en los precios de los activos.
La dificultad de los agentes económicos para valorar correctamente los riesgos también se ha intensificado, ante una agenda gubernamental marcada por declaraciones contradictorias, cambios de posición en negociaciones comerciales y medidas unilaterales que afectan directamente las relaciones geopolíticas y el comercio global.
El 2 de abril, Donald Trump anunció la política de “tarifas recíprocas”, en un discurso que pasó a conocerse como el “Día de la Liberación”. Sorprendió a los mercados al establecer una tarifa base del 10% sobre prácticamente todos los productos importados, con tasas adicionales para países con alto desequilibrio comercial frente a EE.UU. Los principales afectados fueron: 34% para China, 20% para la Unión Europea, 32% para Taiwán, 24% para Japón y 25% para Corea del Sur.
El anuncio provocó una reacción inmediata de los mercados, que comenzaron a valorar un riesgo elevado de recesión global. En un informe del 8 de abril, J.P. Morgan estimó una probabilidad del 75% de recesión, proyectando una contracción del 0,3% del PIB de EE.UU. en 2025 y una inflación al consumidor por encima del 4% anual.
Del otro lado del Atlántico, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), advirtió que las tarifas impuestas por EE.UU. podrían reducir el PIB de la zona euro entre 0,3 y 0,5 puntos porcentuales, además de elevar la inflación en igual magnitud.
No obstante, el impacto fue de corta duración. El 9 de abril, apenas una semana después del anuncio, Trump suspendió por 90 días la aplicación de las tarifas adicionales, con excepción de las medidas dirigidas a China, que fueron aumentadas al 245% tras una represalia del 125% por parte del gigante asiático.
En uno de los episodios más emblemáticos de la volatilidad reciente, Goldman Sachs llegó a elevar sus proyecciones de recesión al 65%, pero retiró dicha estimación tan solo 73 minutos después, dejando en evidencia lo sensible e impredecible que sigue siendo el mercado ante los constantes cambios de narrativa de Trump.
Uno de los activos que más gana protagonismo en momentos de alta volatilidad es el VIX, conocido como el Índice del Miedo. Calculado a partir de los precios de las opciones del S&P 500, el VIX mide la volatilidad implícita esperada para los siguientes 30 días.
A diferencia de los índices tradicionales, que siguen el rendimiento de los precios, el VIX refleja el nivel de incertidumbre y percepción de riesgo de los traders. En general, cuanto más alto está el VIX, mayor es la expectativa de movimientos bruscos en los mercados, lo que indica un aumento en la aversión al riesgo.
Cómo interpretar los niveles del VIX:
En la práctica, el VIX tiende a dispararse en momentos de pánico o eventos de alto impacto, como se puede observar en el siguiente gráfico:
Además de funcionar como un importante indicador del sentimiento del mercado, el VIX también puede ser negociado directamente como activo. En ActivTrades, está disponible bajo el Ticker: USAVIX.
Su correlación inversa con los principales índices bursátiles, como el S&P 500 o el Nasdaq, lo convierte en una excelente herramienta de cobertura (hedge) o especulación en momentos de incertidumbre. Observa en el gráfico de 1 minuto a continuación la comparación entre el VIX y el Nasdaq:
Una llamada de margen ocurre cuando una institución financiera exige que el trader deposite más fondos o activos como garantía para mantener sus posiciones apalancadas. Esto sucede cuando el valor del colateral ya no es suficiente para cubrir las pérdidas latentes.
Generalmente, los traders utilizan efectivo, oro y bonos del Tesoro de EE.UU. como colateral. Pero en un escenario de liquidación generalizada, donde todos los activos caen al mismo tiempo, el efectivo se agota rápidamente y hasta los activos más seguros pierden valor. En este contexto, muchas posiciones deben cerrarse forzosamente y los activos son vendidos en el mercado para generar liquidez inmediata.
La situación se volvió aún más crítica para fondos altamente apalancados, como los hedge funds, cuando algunos bancos aumentaron sus exigencias de margen, reduciendo el nivel permitido de apalancamiento. En el mercado se habla de aumentos de hasta diez veces en los márgenes exigidos por ciertas instituciones.
Según el Financial Times, este episodio representa la mayor llamada de margen desde el inicio de la pandemia de Covid-19, lo que refleja la magnitud de la actual turbulencia en los mercados globales.
“Estamos contactando proactivamente a nuestros clientes para entender los riesgos en sus carteras de forma integral”, afirmó un ejecutivo de una corredora vinculada a uno de los principales bancos de EE.UU.
La liquidación de activos se extendió a casi todos los sectores, afectando desde gigantes tecnológicos hasta el mercado de petróleo crudo. En el caso del oro, Suki Cooper, analista de metales preciosos de Standard Chartered, comentó que el metal estaba siendo vendido para “cumplir con llamadas de margen”, lo que explicaría la inesperada presión bajista sobre este activo típicamente defensivo.
En el mercado de crédito, una de las preocupaciones clave ha sido la venta agresiva de bonos del Tesoro, que llevó el rendimiento del Treasury Bond a 30 años a superar el nivel psicológico del 5% anual, lo cual genera inquietud entre traders y formuladores de política monetaria.
China en el radar
Se especula en los mercados que China podría estar detrás de estas ventas, deshaciéndose de parte de sus reservas en Treasuries (Bonos del Tesoro) como represalia por las tarifas punitivas del 245% impuestas por Donald Trump sobre productos chinos. La estrategia busca presionar al alza las tasas de interés en EE.UU., encareciendo el financiamiento del gobierno norteamericano.
Estos temores se ven amplificados por el movimiento ya conocido de diversificación de reservas internacionales que viene realizando Pekín en los últimos años. Sin embargo, China todavía mantiene una cartera robusta de deuda estadounidense, fundamental para intervenir en caso de una depreciación brusca del yuan.
Históricamente, el Banco Popular de China ha adoptado una postura cautelosa. En 2015, por ejemplo, el país vendió parte significativa de sus reservas para frenar la caída de su moneda y, desde entonces, evita liquidar bonos del Tesoro de forma agresiva.
Aun así, cualquier reducción visible en la posición china en Treasuries puede tener un efecto multiplicador: además de elevar los rendimientos de largo plazo, la simple percepción de que China se está deshaciendo de estos activos podría desatar pánico en los mercados globales, forzando ventas desordenadas y afectando negativamente incluso a los activos chinos denominados en dólares.
Además, un repunte abrupto en las tasas de interés de EE.UU. podría generar una revalorización del yuan, afectando la competitividad de las exportaciones chinas justo cuando la economía global enfrenta una desaceleración.
Reservas de China en Treasuries de EE.UU.
En ActivTrades, puedes operar directamente el oro y los bonos del Tesoro estadounidense a 30 años mediante los siguientes tickers: GOLD y USATB.
“Me gusta pensar en grande. Siempre ha sido así. Para mí es muy simple: si de todos modos vas a pensar, mejor piensa en grande.”
— Donald J. Trump
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