En los últimos meses, los movimientos en los mercados globales han sido profundamente influenciados por la acelerada apreciación del dólar estadounidense frente a sus principales pares de divisas. Entre los factores más comunes detrás de esta alza se encuentran las tasas de interés del Federal Reserve (Fed), los aranceles implementados durante la administración Trump y la resiliencia tanto de la economía como de la inflación en Estados Unidos. Al mismo tiempo, monedas como el euro, la libra esterlina, el yen, el yuan y el real han enfrentado desafíos particulares, creando un entorno aún más favorable para el fortalecimiento de la moneda estadounidense.
En esta edición especial de Macro Journal, te informaremos sobre las principales características de cada par de divisas clave en el escenario global. Este informe incluye proyecciones de analistas sobre futuras cotizaciones, ofreciendo valiosas perspectivas para traders interesados en comprender mejor el comportamiento del mercado.
El dólar ha experimentado un fuerte aumento en los últimos meses frente a las principales divisas del mundo, mientras los traders han reducido sus apuestas sobre recortes en las tasas de interés del Federal Reserve (Fed) para 2025 tras la publicación de sólidos datos económicos.
Otro factor determinante ha sido el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca el pasado 20 de enero. Su enfoque en políticas económicas específicas genera expectativas entre los analistas de que fomentará el crecimiento, impulsará la inflación y fortalecerá aún más la cotización del dólar.
La amenaza de nuevos aranceles, combinada con el enfoque prudente del Federal Reserve hacia posibles recortes de tasas este año, ha incrementado los rendimientos de los bonos del Tesoro y fortalecido al dólar, lo que ha ejercido presión sobre monedas como el euro, la libra esterlina, el yen, el yuan y el real brasileño.
Sin embargo, los reportes más recientes sugieren que los aranceles podrían implementarse de forma gradual. Esto ha ganado relevancia con las declaraciones de Scott Bessent, nominado como Secretario del Tesoro de Estados Unidos, quien se espera que mantenga un control estricto sobre los déficits fiscales y utilice los aranceles como una herramienta de negociación, buscando mitigar el impacto inflacionario de las políticas económicas estadounidenses.
En el plano de los indicadores económicos, el sólido informe de empleos Payroll fue contrarrestado por datos más débiles sobre la inflación al productor y al consumidor, lo que reavivó las expectativas de que el Fed podría recortar las tasas de interés en 50 puntos base este año, en lugar de los 25 puntos base inicialmente previstos.
Debido a la reciente publicación de los datos de inflación, muchas instituciones financieras aún están revisando sus proyecciones de recorte de tasas de interés para 2025. Un ejemplo de esto es Wells Fargo, que ajustó su estimación a 50 puntos básicos. A continuación, te presentamos los datos más recientes:
Aunque ha habido una mejora en las proyecciones de recorte de tasas, las apuestas en la CME siguen mayoritariamente inclinadas hacia un único recorte de 25 puntos base en 2025, el cual podría anunciarse en la reunión del 18 de junio.
Mientras tanto, la curva de tasas de interés se comprimió en los tramos de corto plazo durante las últimas sesiones, mientras que los vencimientos de mediano y largo plazo se ampliaron debido a las incertidumbres políticas relacionadas con Trump.
En la segunda semana de 2025, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años alcanzaron un máximo de 14 meses, situándose en 4.8%. Esto generó temores de que las tasas de interés pudieran volver al nivel crítico del 5% antes de retroceder en las sesiones posteriores.
En cuanto a la reciente inversión de la curva de rendimientos en EE. UU., donde los bonos a corto plazo ofrecen mayores tasas que los de largo plazo, los traders atribuyen este fenómeno a la abundante oferta de deuda a corto plazo, un movimiento que ahora está siendo revertido.
“Esto ha mantenido la curva de rendimientos invertida, pero creo que ya hay una percepción de que esta no es la forma correcta de manejarlo”, comentó Tom di Galoma, jefe de negociación de renta fija en Curvature Securities.
El Tesoro de EE. UU. a menudo utiliza la emisión de deuda a corto plazo como una especie de amortiguador que puede ajustarse según las necesidades de financiamiento del gobierno. Sin embargo, confiar demasiado en este tipo de deuda a largo plazo no es prudente, ya que aumenta los riesgos de refinanciamiento si las condiciones del mercado cambian.
La deuda pendiente del Tesoro ha pasado de 23 billones de dólares a finales de 2019 a 36 billones, reflejando la creciente dependencia del gobierno en el endeudamiento para cubrir gastos y financiar su déficit presupuestario. Según analistas, esta tendencia podría empeorar en el futuro cercano.
“El Secretario del Tesoro bajo la administración de Trump no va a alterar el mercado con cambios bruscos en los tamaños de las subastas, pero es posible que a finales de abril o principios de mayo comencemos a ver anuncios de subastas más grandes de bonos a mediano y largo plazo”, señaló Will Compernolle, estratega macro de FHN Financial.
Las tasas de interés en EE. UU. son uno de los principales factores que impulsan la fortaleza del dólar en el mundo, impactando no solo el tipo de cambio, sino también otras clases de activos como acciones, commodities y criptomonedas.
El DXY está compuesto por las seis principales divisas que se negocian contra el dólar, con el euro (EURUSD) manteniendo la mayor ponderación dentro del índice. Composición del DXY:
En ActivTrades, puedes operar el DXY utilizando el código USDIND.
Debido al peso del euro dentro del DXY, era de esperarse que la principal moneda de Europa mostrara una significativa desvalorización en los últimos meses. En la lectura más reciente, el euro cotiza a $1.02, al borde de la paridad y en su nivel más bajo en más de dos años.
En una encuesta realizada por Reuters a 38 especialistas, casi dos tercios de los entrevistados dijeron que el euro alcanzará la paridad con el dólar este año. De estos, la mayoría espera que ocurra en el primer semestre. Por otro lado, cerca del 20% confían en una recuperación del euro en los próximos 12 meses.
“Mantenemos una meta de $1 para el euro en el segundo trimestre, aunque reconocemos el riesgo de que esta meta pueda alcanzarse antes. Esperamos que la fortaleza del dólar estadounidense siga vigente, aunque podría cerrar el año por debajo de sus máximos”, señaló Jane Foley, estratega senior de divisas en Rabobank y la analista más acertada en las predicciones del par euro-dólar según las encuestas de Reuters en 2024.
En términos económicos, se espera que el Banco Central Europeo (BCE) continúe recortando las tasas de interés en 2025, con proyecciones de una reducción acumulada de 100 puntos base en el periodo. Este recorte supera ampliamente las expectativas del Fed, que se sitúan entre 25 y 50 puntos base. Esta divergencia en la política monetaria es uno de los principales puntos de interés para los operadores de divisas.
Las actas de la reunión más reciente del BCE, publicadas el 16 de enero de 2025, revelaron que algunos miembros abogaron por un recorte más agresivo (50 puntos base) en comparación con el aplicado por la institución (25 puntos base). Este movimiento responde al temor de que un deterioro económico en la Zona Euro pueda llevar la inflación por debajo del objetivo del 2% establecido por el banco central.
Los últimos datos muestran una inflación al consumidor del 2.4% anual, mientras que la inflación subyacente desaceleró al 2.7%. Por su parte, el PIB de la región cerró 2024 con un crecimiento del 0.9%, con un avance del 0.4% en el cuarto trimestre. La producción industrial continúa contrayéndose, particularmente en Alemania. Sin embargo, el sector servicios muestra signos de resiliencia.
Al analizar la curva de rendimientos de los bonos públicos de Alemania, conocidos como Bunds y que sirven como referencia en la Zona Euro, se observa una expectativa de recortes de tasas en el corto y mediano plazo. Sin embargo, la curva a largo plazo muestra una inclinación al alza en comparación con las lecturas de hace un mes y un año, lo que refleja incertidumbres sobre el futuro.
En Inglaterra, la situación es muy distinta a la del bloque europeo. La economía atraviesa un periodo de estanflación, caracterizado por una combinación de inflación creciente y un crecimiento económico estancado. Además, enfrenta un problema fiscal agravado por el aumento en el costo de la deuda pública, una situación sin precedentes en la región durante las últimas décadas.
Al igual que en Europa, la curva de rendimientos del gobierno británico muestra un cierre en los tramos más cortos, indicando posibles recortes de tasas por parte del Banco de Inglaterra (BoE) este año. Sin embargo, los tramos más largos han mostrado un aumento significativo, llevando el rendimiento de los bonos a 10 años (gilts) a su nivel más alto desde 2008, mientras que los bonos a 30 años alcanzaron máximos no vistos desde 1998.
Dado que las tasas de interés están directamente relacionadas con la moneda de un país, ya sea reflejando una crisis económica, riesgos fiscales o políticos, la libra esterlina cayó a su nivel más bajo desde octubre de 2023, cotizando a $1.21.
El problema principal en el Reino Unido es fiscal: el crecimiento del PIB no está acompañando el aumento de la deuda pública, lo que afecta la cotización de la moneda y deprecia los valores bursátiles.
Una de las principales preocupaciones en la región son los aranceles que el nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, planea imponer a los productos importados. Esto podría tener un impacto significativo, exacerbando las dificultades económicas del Reino Unido. Los analistas debaten si la presión en el mercado será solo un contratiempo temporal o el inicio de una crisis más seria para el gobierno electo en julio pasado.
En una declaración reciente, Rachel Reeves, ministra de Finanzas del Reino Unido, afirmó que las metas para estabilizar las finanzas públicas no son negociables, asegurando que tomará las medidas necesarias para cumplir con las reglas fiscales.
El actual gobierno señala que tanto la economía como las finanzas públicas han sido perjudicadas por los impactos del Brexit y la crisis del “mini-presupuesto” implementado bajo la ex primera ministra Liz Truss en 2022.
Una fecha clave será el 26 de marzo, cuando los analistas fiscales del Reino Unido anunciarán si el país está cumpliendo sus metas fiscales. Si no es el caso, podrían anunciarse nuevos recortes presupuestarios, lo que podría generar descontento entre miembros y votantes del Partido Laborista, que actualmente está en el poder.
La posibilidad de más aumentos de impuestos parece descartada, especialmente después de que muchas empresas redujeron contrataciones en respuesta al incremento en las contribuciones de seguridad social incluido en el presupuesto de octubre.
Reeves tiene previsto pronunciar un discurso sobre crecimiento económico en las próximas semanas, antes de presentar un plan detallado en una revisión presupuestaria de dos años programada para junio.
El banco estadounidense Citi advirtió: “El mercado parece cuestionar la credibilidad de los planes fiscales, especialmente considerando que otro evento fiscal completo está previsto recién para el otoño”.
Se espera que el Reino Unido emita casi 300 mil millones de libras esterlinas (368 mil millones de dólares) en bonos del gobierno durante el próximo año fiscal.
Las medidas propuestas hasta ahora para impulsar la economía no tendrían un impacto significativo hasta bien entrada la década de 2030.
En cuanto a la economía, Alan Taylor, representante del Banco de Inglaterra (BoE), señaló que la inflación en el Reino Unido debería dirigirse hacia el objetivo del 2%, aunque existe un riesgo creciente de un escenario económico negativo. Según él, “tiene sentido” reducir las tasas de interés de manera preventiva en este momento. “Esto garantizará protección frente a los cambios en el equilibrio de riesgos, dado que nuestra tasa de política monetaria aún está muy por encima del nivel neutral y sigue siendo altamente restrictiva”, añadió.
Además, destacó que, aunque el mercado laboral británico está cerca de un punto de equilibrio, muestra señales de “desaceleración” y se está “relajando” rápidamente.
Entre los puntos clave, el BoE mencionó que está monitoreando el impacto del presupuesto en la inflación y en la actividad económica, así como la geopolítica y las incertidumbres comerciales en los diferentes sectores.
Entre otras monedas relevantes, el yen japonés experimentó una apreciación del 12% frente al dólar en julio, gracias a una rápida reversión de los carry trades y un aumento de la tasa de interés por parte del Banco de Japón (BoJ). Este movimiento llevó al USDJPY a alejarse de un máximo histórico de 38 años, y ahora los analistas prevén que el yen podría fortalecerse hasta una cotización de $139 (actualmente en $155).
En declaraciones recientes, Kazuo Ueda, presidente del Banco de Japón (BoJ), afirmó: “Si la mejora en la economía y los precios continúa, ajustaremos el grado de flexibilización monetaria aumentando las tasas de interés”. La próxima reunión del banco está programada para el 24 de enero.
Los comentarios de Ueda coinciden con el discurso del vicepresidente de la institución, Ryozo Himino, quien previamente había iniciado la narrativa a favor de aumentos en las tasas de interés.
Este tono más hawkish respaldó la apreciación del yen frente a otras monedas, alcanzando una cotización de $155, lejos del máximo de $162 registrado hace seis meses.
Por su parte, el rendimiento de los bonos gubernamentales japoneses a 10 años alcanzó un pico de más de 14 años, situándose en 1,260%.
En términos de la curva de rendimientos, Japón se diferencia de la mayoría de los mercados globales, ya que todos los tramos apuntan al alza.
En la encuesta más reciente realizada por Reuters, el 96% de los entrevistados considera que el BoJ volverá a subir las tasas de interés en una de las dos reuniones de este trimestre, llevándolas a 0.50%. Dos tercios de los encuestados creen que este aumento podría ocurrir en enero.
Los hallazgos muestran la determinación del BoJ de avanzar hacia una política monetaria más normal después de años de configuraciones extremadamente acomodaticias, aumentando las tasas incluso cuando la mayoría de sus pares globales se inclinan hacia recortes.
Desde que el BoJ mantuvo las tasas en diciembre, el mercado ha especulado sobre el momento exacto en que el banco central decidirá un nuevo aumento, dadas las incertidumbres relacionadas con los salarios internos y los planes económicos del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump.
El fuerte crecimiento de los salarios internos y las nuevas presiones de precios respaldan la posibilidad de un aumento en enero, comentó Ayako Fujita, economista jefe de Japón. “Si la toma de posesión del nuevo presidente de EE. UU., Trump, no genera una gran turbulencia en el mercado, retrasar el aumento de las tasas hasta marzo podría ser visto como un riesgo excesivo de volatilidad”, agregó Fujita.
El BoJ destacó la semana pasada que los aumentos salariales se están extendiendo a empresas de todos los tamaños y sectores, lo que indica que las condiciones para un aumento en el corto plazo siguen consolidándose.
Tras haber puesto fin a las tasas de interés negativas en marzo de 2024, el banco central incrementó su meta de política de corto plazo a 0,25% en julio. También señaló su disposición a volver a subir las tasas si los salarios y los precios evolucionan según lo proyectado, reforzando su convicción de que Japón logrará una inflación sostenida del 2%.
Todos los economistas encuestados por Reuters coincidieron en que es más probable que la inflación en Japón supere sus previsiones este año.
“Existe un mayor riesgo de que la inflación aumente, en lugar de reducirse, debido a factores como un yen debilitado por más tiempo de lo esperado y el retraso en los recortes de tasas en Estados Unidos”, explicó Harumi Taguchi, economista principal de S&P Global Market Intelligence.
Dado que los precios de importación han sido positivos en el último año, influyendo en la inflación y el crecimiento, el BoJ no puede ignorar un yen débil, siendo este uno de los factores que llevó a la institución a incrementar las tasas de interés.
China, que durante las últimas décadas ha promovido la devaluación de su moneda para favorecer la competitividad de sus productos, anunció recientemente medidas para frenar la fuerte caída en el tipo de cambio, luego de que el yuan alcanzara su nivel más bajo desde diciembre de 2007, cotizando a $7.37 USD.
El yuan enfrenta nuevas presiones de depreciación, resultado de una combinación de un dólar significativamente más fuerte, la caída en los rendimientos de los bonos chinos y el aumento de las tensiones comerciales con Estados Unidos y otras economías.
El Banco Popular de China (PBoC) anunció recientemente un aumento en los límites de préstamos para permitir que las empresas obtengan más financiamiento en el extranjero, una medida considerada favorable para el yuan.
Mientras tanto, el gobernador del PBoC, Pan Gongsheng, declaró en el Foro Financiero Asiático en Hong Kong que “China tiene confianza, condiciones y capacidad para mantener una operación estable en el mercado cambiario”. También afirmó que “China mantendrá el tipo de cambio del yuan básicamente estable dentro de niveles razonables y equilibrados”, con el banco central incrementando sustancialmente la proporción de reservas internacionales, que actualmente ronda los 3,2 billones de dólares.
Anteriormente, el PBoC estableció la tasa promedio del yuan en un rango de 2% en 7,1885 por dólar, lo que representa una apreciación de 1,557 pips frente a la estimación de Reuters de 7,3442. Esta guía se encuentra cerca del nivel clave de 7,2 dólares, más fuerte que las proyecciones del mercado desde mediados de noviembre. Tanto traders como analistas interpretan esto como una señal de creciente preocupación por las recientes caídas del yuan.
“Conversaciones, ajustes de capital y la emisión de notas en yuan en el extranjero han sido empleadas para respaldar la moneda”, mencionaron analistas de Maybank en un informe. “Otra corrección por debajo de 7,20 enviaría un mensaje de que el PBoC aún busca reducir el ritmo de depreciación del yuan y limitar el par USD/CNY alrededor de 7,33 por el momento”, añadió el banco privado.
Otro punto relevante es que el PBoC anunció la venta de 60 mil millones de yuanes en notas a seis meses en Hong Kong el pasado 15 de enero, el mayor volumen desde que comenzó esta operación en 2018.
La curva de rendimientos de la segunda mayor economía del mundo se ha comprimido respecto a las expectativas de hace un mes y un año, reflejando una desaceleración económica y la ausencia de un impulso inflacionario significativo, ya que la inflación anual sigue cercana al 0%.
China probablemente será el país más afectado por la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos el 20 de enero, debido a las amenazas de aranceles significativamente más altos sobre los productos chinos. Esto podría perjudicar sus exportaciones y ejercer aún más presión depreciativa sobre el yuan.
Se espera que la moneda brasileña se negocie ligeramente más fuerte en 2025, pero aún rondando los R$ 6 por dólar, luego de haberse depreciado un 22% en 2024. Esta caída fue impulsada por la decepción de los traders con el paquete fiscal presentado por el equipo económico del gobierno, diseñado para corregir preocupantes tendencias de endeudamiento.
Las pérdidas de la moneda solo se detuvieron después de que el Banco Central de Brasil vendiera casi el 10% de sus reservas durante las últimas tres semanas de 2024, lo que permitió que el dólar se estabilizara tras haber alcanzado un máximo histórico de R$ 6,30.
En diciembre, el Banco Central de Brasil (BCB) vendió 22 mil millones de dólares de sus reservas en el mercado cambiario al contado y otros 11 mil millones de dólares a través de acuerdos de recompra. Sin embargo, no realizó nuevas intervenciones durante los primeros días de 2025.
Mayores rendimientos en Estados Unidos y la percepción de un mayor riesgo fiscal en Brasil probablemente mantendrán la moneda brasileña en su nuevo nivel de R$ 6, según un analista del Banco Inter.
En las dos últimas sesiones de 2024, el Congreso Nacional aprobó la mayoría de los proyectos de ley que forman parte del paquete fiscal propuesto por el gobierno, el cual incluye medidas de control de gastos diseñadas para poner las finanzas del país en una base más sostenible.
Los proyectos de ley aprobados por ambas cámaras prohíben la concesión de beneficios fiscales si las cuentas públicas enfrentan un déficit primario, imponen controles más estrictos sobre ciertos mecanismos que permiten a los legisladores asignar fondos públicos y establecen reglas más rigurosas de elegibilidad para un “bono salarial” anual otorgado a trabajadores formales de bajos ingresos.
“Hemos votado para garantizar que el marco fiscal sea respetado y que se mantenga la responsabilidad fiscal”, dijo Arthur Lira, presidente de la Cámara, quien añadió que estas medidas no son “definitivas”, pero que mejorarían el panorama económico para 2025.
Los traders han expresado preocupación sobre la capacidad del gobierno para controlar el creciente nivel de deuda pública. El gobierno estima que las medidas derivadas del paquete fiscal generarán ahorros superiores a 70 mil millones de reales en los próximos dos años, aunque algunos de los puntos originalmente propuestos por el gobierno de Lula fueron modificados por el Congreso.
El Tesoro Nacional de Brasil proyecta que la deuda bruta comenzará a reducirse en 2028, tras un incremento de 10 puntos porcentuales durante el actual mandato del presidente Lula. La relación deuda bruta/PIB alcanzaría un máximo del 81,8% en 2027 antes de iniciar una trayectoria descendente, bajando ligeramente al 81,6% en 2028.
Esto ha contribuido a la desvalorización del real brasileño, que ha caído a pesar de que el Banco Central de Brasil volvió a subir las tasas de interés en el segundo semestre de 2024. Se estima que la tasa Selic Meta alcanzará un pico del 15,5% a inicios de 2025 (actualmente en 12,25%).
En un gesto positivo para los inversionistas durante las primeras semanas de 2025, tanto Haddad, del Ministerio de Hacienda, como Lira, de la Cámara, y Pacheco, del Senado, señalaron que las exenciones fiscales más amplias para quienes ganan hasta R$ 5,000 son un tema para el futuro. Por ahora, el enfoque a corto plazo será aprobar recortes de gastos.
Aunque el panorama sigue siendo incierto para el real, el Bank of America (BofA) recomendó una posición larga comprada en la moneda brasileña con un “enfoque táctico”. El informe del banco destacó que “el real brasileño está significativamente subvaluado” y añadió que las tasas de interés reales en Brasil son las más altas entre los mercados emergentes, además de que se espera una mejora en la balanza por cuenta corriente.
Sin embargo, el BofA advirtió que “la administración del presidente Lula aún no ha mostrado voluntad para realizar ajustes decisivos en la política fiscal y controlar el gasto público”. Según el banco, sin ese catalizador, el real no podrá apreciarse más del 20% de su potencial.
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